La naturaleza es el gran misterio, es también lo más simple y básico que podemos experimentar en esta vida, en este cuerpo.
Una de las fuentes de las dificultades y del sufrimiento humanos es la distancia del ser humano de su naturaleza interior y de la naturaleza en general, de los elementos que la componen, de los movimientos que en ella existen.
Por lo tanto, la mejor medicina para tratar la raíz del dolor es acercarse.
Un acercamiento a nuestra naturaleza salvaje y auténtica y una conexión renovada con la madre de todos nosotros: la Madre Tierra y su representación privada en nuestro propio cuerpo físico.
Nuestro cuerpo es un portal mágico a nuestro jardín privado, desaparecido.
Podemos encontrar en él recuerdos, sueños, sueños que hemos abandonado, nuestras fortalezas y belleza única.
También podemos encontrar dolores, limitaciones y miedos profundos.
Si aceptamos revelar y ser revelados, observarlos y movernos con ellos, descubriremos muchas posibilidades de curación y crecimiento.
En los encuentros del movimiento en la naturaleza aprendemos a escuchar, abrir los sentidos y sensores más sensibles y profundizar la relación con la naturaleza dentro de nosotros y la que está fuera de nosotros.
Moverse, descansar, tocar, oler, deambular, observar y escuchar, cada una a sí misma, a su cuerpo, a las voces que salen de ella y a los susurros de su corazón.
Aprecia este momento, la infinita belleza y abundancia y la delicada red que nos conecta a todos entre nosotros.
Nos alejamos, es hora de acercarnos.
Estar en la naturaleza es un valor y una medicina en sí mismo.
El movimiento en la naturaleza nos permite profundizar esta relación y ayudarnos a regresar a casa.
Ven a casa.